sábado, 28 de mayo de 2011

Cuando llega el anochecer es cuando más le extraño. Solía esperarme hasta tarde mientras yo sabía que su cansado cuerpo descansar deseaba y yo deseando que no me esperara, que descansara. Nunca hace caso, insiste en abrir los ojos de vez en cuando. Él no se detiene, el sonido la arrulla mas no para dejarse vencer por él. Mientras más me acerco más cansado el cuerpo está. Mi madre nunca aprendió a no esperarnos es por esto que cuando el atardecer llega mi consciencia sabe de alguna manera que ella estará esperándome, esperándonos para así tranquila descansar...