En una flor se pararon a tomar un descanso un Colibrí y un Mariposa y comenzaron a hablar sobre habilidades de volar.
- No puedes hacer lo mismo que yo porque Él se encargó de regalarme la habilidad que tanto anelas. Dijo el Colibrí.
- Estoy harta de que mis alas no sean rápidas. Dijo la Mariposa ya cansada.
El diálogo entre las dos criaturas se alargó durante mucho tiempo. Se hicieron muy amigos y pasado el tiempo la Mariposa paracía triste al ver que su amigo volaba grandes distancias en poco tiempo y sobre todo que tomaba direcciones repentimanente de manera asombrosa. Esto bastó para que el Colibrí cierto día dijera a su amiga:
- Podré volar muy rápido y todo lo que quieras pero yo envidio la habilidad que tienes tú para pensar antes de tomar cierta dirección porque si supieras la cantidad de veces que he girado en la dirección incorrecta.